En una entrada anterior afirmaba que la lucha contra el cambio climático no es una partida en el presupuesto sino una variable que debe atravesar cada política a implementar en todas y cada una de las Administraciones pública. Esa es mi interpretación de la tan manida política trasversal (concepto que ha sido vaciado por la mal llamada nueva política).
Esta es la primera entrada de una serie en la que voy a mostrar como sería y qué haría mi Ayuntamiento y sus actuaciones.
Esta es la primera entrada de una serie en la que voy a mostrar como sería y qué haría mi Ayuntamiento y sus actuaciones.
Empecemos por lo que ya existe. Móstoles tiene, como todo Ayuntamiento que se precie, una Concejalía de Medio Ambiente (parques y jardines y limpieza viaria) que lidera Miguel Ángel Ortega con el que he hablado en alguna ocasión y con el que, desde la divergencia de opiniones y criterios, espero haber sido siempre correcto y respetuoso, cosa que espero seguir siendo con este artículo ya que no es una crítica personal sino mi visión de cómo debería ser esta concejalía.
¿Cuál es el principal problema? Las materias encomendadas responden a una distribución tan antigua, básica y encasillada de lo que debe ser una Concejalia de Medio Ambiente que perfectamente podría firmarla el Partido Popular. Es muy simple, el ecologismo vende y ni las empresas ni los políticos (salvo Donald Trump) pueden permitirse no darse una manita de pintura verde que les haga mas atractivos y modernos. Bienvenidos al #greenwashing (también en las administraciones públicas).
¿Qué competencias básicas faltan? Limito la lista a tres que se deberían añadir a las actuales: urbanismo y vivienda; obras públicas e infraestructuras; y, por último, movilidad. Este es el pack mínimo para poder empezar a pensar que un Ayuntamiento ha decidido pensar y desarrollar su municipio desde la lucha contra el cambio climático y, por tanto, hacer un lugar mejor para vivir.
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